miércoles, 6 de febrero de 2008

Mi amiga Ana (de las tejas verdes)


Una de las series que más me engancharon de niño fue Ana de las Tejas Verdes. Hoy, desde la perspectiva del tiempo, reconozco que se trataba de una historia excesivamente romanticona y un poco moña para quedar a verla con el grupo de animales que tenía como amigos a los 12 años. Sin embargo, recuerdo perfectamente cómo cada tarde hacía mutis por el foro para escaparme a casa y devorar uno por uno los capítulos que narraban la historia de Anne Shirley.

La serie estaba basada en la obra con el mismo nombre de una canadiense llamada Lucy M. Montgomery, y fue publicada por vez primera en el año 1908.

Para escribir esta historia, Montgomery se inspiró en un artículo periodístico en el que se detallaba cómo una pareja había recibido a una niña en adopción, a pesar de haber solicitado un machote para que les ayudara en las tareas de la granja.

En la ficción, la pareja estaba formada por dos hermanos, Matthew y Marilla, y la huérfana era Anne, que a los 13 años se presentaba por sorpresa en el pueblo ficticio de Avonlea, donde se desarrolla la trama a principios del siglo XX. Al llegar a la estación con su equipaje cargado de ilusiones, Anne, una preciosa niña pelirroja enamorada de los libros y la escritura, con gran genio y lengua ágil, no puede imaginarse que Matthew y Marilla, en lugar de su llegada, esperan la de un robusto chico para trabajar en la granja que da titulo a la novela, “Tejas verdes”.

En muy poco tiempo, el trabajo, la dedicación, el empeño y los encantos de Anne, endulzarían la vida de los dos hermanos que terminarían por profesarle un cariño infinito.


Mi amiga Ana, la que da título a esta entrada, no es Anne Shirley, pero tiene tantas cosas en común con ella que me llama muchísimo la atención. Aunque podría escribir sobre su enorme parecido físico, lo que me viene preocupando en las últimas fechas es la posibilidad de que Ana tenga que marcharse el próximo mes de agosto de su particular granja en el pueblo de Avonlea.

En este caso no será porque en Tejas Verdes estuvieran esperando un chico y se haya presentado una joven dispuesta y trabajadora. El problema es que en esta particular granja existe una doble moral que impide que las personas capaces, con preparación y cualificadas para aportar mucho puedan quedarse; mientras que aquéllas que van mostrando sus vergüenzas a cada paso que dan, ocupen puestos de relevancia por el mero hecho de venir apadrinadas.

Querida Ana. Muchos de los habitantes de Avonlea estamos peleando para que, al igual que Anne Shirley, puedas seguir en Tejas Verdes el próximo mes de agosto. Estoy convencido de que, de una u otra forma, lo conseguiremos. Ten paciencia. Todo llega para aquel que se lo merece.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

No conozco a Anne Shirley, pero sólo si fuera ella y hubiese leido tu texto me sentiría inmensamente alegre porque fuere cual fuere su destino ha aprendido que no sólo hay animales en esa granja.

Anónimo dijo...

Yo también espero que Ann Shirley continúe en agosto, y en septiembre, octubre y así hasta que ella quiera. En Tejas Verdes hay mucho trabajo y muchas ideas que dar.