lunes, 18 de febrero de 2008

El misterioso caso del manuscrito apócrifo (Firma Invitada)


Apócrifo: supuesto o fingido. Dicho de un libro atribuido a autor (sagrado), que no está sin embargo, incluido en el canon.


En un país llamado Tediolandia hace muchos años vivían hombres y mujeres llegados al valle, procedentes unos de las montañas y otros de la costa, con el sueño de trabajar y vivir mejor. Realmente eran muy distintos unos de otros, lo que hacía complicada su convivencia. Además, el rey que gobernaba estaba siempre muy ocupado en las negociaciones con otros reinos, por lo que su pueblo añoraba la cercanía del monarca. Muy pronto se demostró que en Tediolandia no funcionaba el comercio, la agricultura, los diferentes oficios, y como consecuencia, los impuestos. Por ello, el rey, ya muy preocupado, depuso a su primer ministro, al entender que era el culpable de aquella situación.

Enseguida nombró a otro dignatario que fue presentado al vulgo como un hombre sensato, consciente de lo que ocurría a su alrededor y comprometido por hacer de Tediolandia un gran país. Como quería que su mensaje llegara a todos los pobladores, llamó al escribano real y le dictó sus proyectos más inmediatos, para que rápidamente los diera a conocer. El escribano, copió escrupulosamente lo que el primer ministro le iba dictando, con el encargo de hacer cuantas copias fueran necesarias.

Pero misteriosamente, antes de su presentación pública, el pergamino fue sustraído de la mesa del escribano por algunos hombres poco buenos que residían en la corte, y que seguramente temían verse comprometidos con las ideas del manuscrito. Y así, tras leerlo, decidieron retocarlo, eliminando las frases más valientes, suavizando sus mensajes, y rellenando sus líneas con frases vacías, por lo que al final, el bando no añadía nada nuevo. Los habitantes de Tediolandia, al leer el pergamino perdieron su última esperanza por ilusionarse en un futuro mejor.

No sabemos a estas alturas si el primer ministro pondría en práctica todo lo prometido, pero lo que sí es cierto, es que el pueblo no leyó sus ideas originales y sinceras, ya que el pergamino había sido suplantado, perdiendo frescura y espontaneidad y convirtiéndose en apócrifo. Las palabras de esperanza, de calor y de unidad, habían desaparecido del texto del nuevo manuscrito, ante la perplejidad del escribano, que descubrió la falsificación pero no se atrevió a denunciarlo temiendo ser desterrado.

Los habitantes de Tediolandia se acostumbraron a leer palabras de rutina, vulgares, repetidas en otras ocasiones, porque los mensajes que enviaba el primer ministro eran inmediatamente interceptados por los advenedizos de palacio. Y el pueblo perdió la confianza en sus mandatarios, y sobre todo perdió la ilusión. La censura y la mediocridad decidieron acabar con lo políticamente incorrecto, impidiendo que la verdad circulara libre y espontánea para todos, hombres y mujeres que solo deseaban que alguien comprendiera sus preocupaciones. Malos tiempos para la libertad.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

malos tiempos sí, pero ya vendrán otros mejores, y me huele que no vamos a tardar mucho... si no al tiempo.

Anónimo dijo...

Tediolandia??? Ummmm! POr dónde queda espe país???

cleverdyc dijo...

Un tributo más que el siervo debe pagar a su Señor.

El feudalismo nos atrapó...

Anónimo dijo...

Y a mi que me parece que voy bastante por allí.
besos a los amigos