miércoles, 30 de enero de 2008

¡Bajate del pony!


De los términos utilizados para criticar a aquéllos que sufren delirios o aires de grandeza, hay uno que me hace mucha gracia. Proviene de la Argentina y dice algo así como ¡Bajate del pony!

En los últimos tiempos muchos de mis amigos vienen padeciendo los delirios de grandeza de algunos personajes que han irrumpido en sus vidas y cuyos únicos méritos han consistido en tener un padrino que les haya costeado sus respectivos bautizos.

Aunque tenga algunos elementos comunes e inseparables, quiero dejar claro que cuando hablo de delirio de grandeza no me estoy refiriendo a esa enfermedad psicológica, cercana a la paranoia, que consiste en creerse un personaje poderoso e importante y comportarse como tal (serían los internos en psiquiátricos que se creen Napoleón, Elvis o Jesucristo).

Lo hago, más bien, acercándome al término de despotismo. Despotismo como gobierno de una autoridad singular, que compete a una persona o un grupo de personas con una relación estrecha, que gobiernan con poder absoluto (aunque normalmente sin criterio) mientras desprecian a sus subordinados.

No puedo más que sonreírme al imaginarme a estos personajes montados en sus respectivos corceles mientras se pavonean delante de mis amigos. Son como el cowboy de ese anuncio de coches que cabalga sobre un little pony rosa llorando mientras le apuntan los vaqueros de verdad. Son tan ridículos…

Como dirían en La Boca, River o la Avellaneda: ¡Boludos, bajaos ya del pony!

2 comentarios:

cleverdyc dijo...

killo no te cortes, canijo!!!

Anónimo dijo...

Conozco a Félix, y en cuanto a lo del robo de su vehículo, está claro que los "choris" tienen cada día menos glamour.