viernes, 25 de enero de 2008

Mi amigo Félix

Esta mañana me he acordado de mi amigo Félix. Estaba hojeando (con H de hoja) el último informe de delincuencia de Andalucía que edita cada año el Instituto de Criminología de Málaga, y me he acordado de mi amigo Félix.

Mi amigo Félix no tiene nada que ver con el amigo Félix de Enrique y Ana, aunque él diría que en su vida le ha tocado lidiar con animalitos de muy diversa índole. Juraría que se trata de la persona más anárquica que conozco, lo hace todo cómo y cuando le sale de los huevos (Félix dixit). Sin embargo, mi amigo es un artista y a los artistas hay que perdonárselo casi todo, más aún cuando responden con resultados espectaculares a cada una de las peticiones que le haces.

Cuando le conocí era un canijo que se fumaba tres paquetes de ducados al día. Junto al ratón de su ordenador, como parte inseparable de la instantánea, siempre encontrabas un cenicero cargadito de chicotes quemados, que impregnaban el ambiente de un penetrante olor a tabaco rancio. No sé por qué, pero el tabaco de mi amigo Félix siempre olía distinto al de los demás.

Eran tiempos en los que convivíamos muchas más horas de las que hoy lo hacemos. Comíamos juntos casi todos los días y nunca faltaba en la sobremesa su té frío (así es como llama a su ballantines doble con hielo) y sus bocetos de nuevos proyectos pintarrajeados en los manteles de papel de Las Niñas.

Con la llegada de la normativa que le impedía fumar en el trabajo, mi amigo Félix cambió el tabaco por el dulce (con especial admiración por las milhojas) y empezó a criar una hermosa curva que, tras alcanzar la mayoría de edad y varias tallas de pantalones, Félix intenta disimular con sus corbatas interminables y esa chaqueta de pana marrón que suele lucir cual rojillo en plena campaña electoral.

Estoy convencido de que hay momentos del día en los que mi amigo se zambulle en un mundo paralelo a éste. -Félix… Félix… Félix, joder, que te estoy hablando!!! Y varios segundos después Félix despierta de su letargo devolviéndote una mirada despistada y risueña. Me imagino que algo tendrá que ver su media sordera en esas aproximaciones al limbo, pero cuando vuelve de ese mundo se pone las pilas y se centra en el tajo con sus cuatro sentidos y medio.

Te decía que esta mañana me he acordado de mi amigo Félix.

He leído que durante el año pasado el número de denuncias por robos de vehículos en Andalucía aumentó casi en un 3 por ciento, y parece ser que mi amigo Félix fue uno de los perjudicados. Me dice que dejó su vehículo aparcado muy cerca de su trabajo y que cuando fue a recogerlo se llevó la desagradable sorpresa de que había desaparecido.

Cuenta mi amigo que en un primer momento pensó que se trataba de una coña de sus compañeros, pero que al ver sus caras de perplejidad, desestimó dicha opción. También cuenta que la cercanía a su puesto de trabajo permitió a las autoridades consultar las cámaras de seguridad y comprobar cómo se había desarrollado el hurto e identificar la autoría del mismo.

Afortunadamente, mi amigo Félix forma parte también de ese dos por ciento de las personas que han logrado recuperar su vehículo robado (en su caso con algunos desperfectos), gracias, en parte, a la identificación del personaje que se lo llevó. Son muchas las personas que cada día, como mi amigo, son objeto de episodios similares en toda Andalucía.

Te recomiendo, amigo internauta, si tienes la oportunidad de hacerlo, que te leas ese magnífico trabajo del Instituto de Criminología para hacerte una idea de cómo se articula la delincuencia en nuestra Andalucía. A ti, querido amigo Félix, lo que te recomiendo es esto miarma.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues sí que está mala la cosa no?

Anónimo dijo...

Conozco a Félix, y en cuanto a lo del robo de su vehículo, está claro que los "choris" tienen cada día menos glamour.

Anónimo dijo...

¿te ha pagao algo el seguro?

Anónimo dijo...

Tengo que decirte que conozco quizás demasidado bien, a Felix.
El vehículo que recuperó sigue sin arreglar, pero en cuanto se acuerde que lo tiene ahí lo hará y
promete reclamar la factura.
Permíteme felicitarte y darte un beso anónimo, comparto tu cariño hacia nuestro amigo.