miércoles, 25 de junio de 2008

Maridaje Publicitario

Muchas instituciones están apostando de manera decisiva por el desarrollo de herramientas de comunicación interna, trasmitiendo mensajes positivos a sus empleados con el objeto de motivarles e involucrarles en sus proyectos empresariales.

Me consta que muchos de ustedes son públicos preferenciales de los gabinetes de comunicación de sus respectivas empresas, y que periódicamente reciben informaciones en sus puestos de trabajos o en sus casas a través de diversos canales.

La mayoría de estas publicaciones (impresas o no) están elaboradas “para mayor gloria del jefe”, aunque también podemos encontrarnos herramientas mucho más profesionales en las que se suscita el diálogo, se genera conocimiento y se motiva e implica a los lectores transmitiéndoles los principales valores corporativos de la empresa.

Esta tarde, cuando llegué de trabajar, encontré en mi buzón el envío mensual de una de las publicaciones periódicas de la empresa en la que trabajo y como cada mes dediqué unos minutos a hojear (con h de hoja) esos contenidos que tan bien responden al primer objetivo que enumero en el párrafo anterior.

Pues bien, mi gran sorpresa llegó al terminar de leer el periódico y encontrarme en el interior de la contra una inmensa página publicitaria de una compañía dedicada a vender sombra en estas fechas en las que tanto aprietan las calores.

No es que sea un enemigo acérrimo de la venta de espacios publicitarios en las publicaciones corporativas de las grandes empresas (en algunos casos puedo estar incluso a favor). No obstante, sí lo soy de la inclusión de cualquier tipo de publicidad, y me parece que el lumbreras que ha dado luz verde a esta inserción no se ha dado cuenta del perjuicio que, en cuanto imagen, le ha podido causar a su Institución.

Al dejarse la puerta abierta, el mes próximo podemos encontrarnos con una paginita del pollero de Triana, de la carnicería del tío Bartolo o de la churrería de Cano y Cueto, “qué más da, por dos o tres mil euros pagamos la tirada”.

Si tengo necesidad de vender esos espacios (que no creo que sea el caso) lo haría a prestigiosas instituciones que me ayudaran a potenciar la imagen de mi empresa, o al menos que no me la devaluaran.

Porque qué quiere que le diga, no creo que sea lo mismo celebrar este primer maridaje publicitario con El Corte Inglés, Audi o Mercedes, que hacerlo con esta empresa familiar de Castilleja de la Cuesta que, dicho sea de paso, me merece todos los respetos.

Seguro que ellos están dando saltos de alegría por haber casado su marca con la de la prestigiosa empresa a la que usted y yo dedicamos 35 horas semanales.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Oye: que la churrería de Cano y Cueto es un negocio de rancia estirpe, creo que tiene alrededor de 150 años. Ese anuncio habría sido todo un honor dentro de la publicación, comunicando todo lo humano que llevamos dentro, y no esta publicidad ciertamente "churretosa" de la que hablas.
Pero es que se lleva lo cutre. Picuqui.

Anónimo dijo...

De vergüenza, yo tb lo he visto y ne parece patético.